El arándano es
un fruto poco popular que se considera una baya típica de los países nórdicos
europeos aunque en España lleva ya un tiempo cultivándose. Es bajo en calorías
y alto en nutrientes.
Los arándanos tienen un alto contenido en
vitamina C la cual es
importante para nuestro sistema inmunológico ya que esta es la vitamina lo hace
más fuerte.
También son importantes para
prevenir la cistitis y otros problemas
asociados con el tracto urinario.
Además, se cree que los arándanos contienen la capacidad antioxidante más alta
de todas las frutas y vegetales consumidos
cotidianamente.
Son bueno para
el corazón, gracias a su rico contenido de polifenoles y antioxidantes, los
cuales mantiene la salud cardiovascular por sus propiedades antiinflamatorias que benefician a las arterias.
Tienen efectos
beneficiosos sobre el cerebro y puede ayudar
a prevenir la pérdida de memoria relacionada con la edad.
Los arándanos pueden ayudar a
mejorar la visión nocturna
así como a reducir la fatiga visual. Además sus nutrientes aumentan el
colesterol bueno (HDL).
Después de leer todos estos beneficios es imposible no tomar este
fruto. Aunque la verdad, no son nada baratos. Su producción es entre julio y
noviembre, aunque ahora en primavera ya se encuentran en los supermercados,
supongo que sean de invernadero. En invierno, dado el precio desorbitado que
tienen preferimos comprarlos deshidratados.
Nosotros, ya hace un tiempo que añadimos un puñadito al yogur
junto con la chía y de vez en cuando también
los añadimos a las ensaladas.
Si alguna vez he tenido infección
urinaria, complemento el tratamiento de antibiótico con zumo de arándanos, que
sabe a rayos, por cierto. Hay que tener cuidado con los zumos que se venden,
puesto que la mayoría tienen mas agua que concentrado de fruta y por supuesto,
azúcar. Los únicos sitios donde he encontrado zumo 100% pulpa de arándano
han sido en el herbolario y en tiendas de alimentación ecológica.
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