martes, 29 de noviembre de 2016

Antibióticos, probióticos y prebióticos y como afectan a nuestra flora intestinal

En esta época, cuando empiezan los fríos y los primeros resfriados, y puede que incluso las primeras gripes, aprovechamos para hablar de este tipo de alimentos que ayudan al sistema inmunológico.
Pero antes de hablar de este tema, primero tenemos que definir ¿QUÉ ES LA FLORA INTESTINAL? puesto que esta, está estrechamente relacionada con nuestras defensas.
Cada individuo alberga 100.000 millones de microorganismos de 400 especies, en su mayoría bacterianas. Más del 95% vive en el tracto digestivo, sobre todo en el colon. Al conjunto de bacterias que viven en el intestino se le denomina flora intestinal y el buen estado de nuestra salud depende, en gran medida, de que esta flora contenga una cantidad adecuada de colonias bacterianas y guarde un equilibrio entre las especies bacterianas que la conforman.
LAS PRINCIPALES FUNCIONES DE LA FLORA INTESTINAL SON:
NUTRITIVA Y METABÓLICA: ayudan a la digestión, absorción y síntesis de muchos nutrientes y forman un ecosistema que se autorregula y se mantiene en equilibrio.
En otras ocasiones son imprescindibles para la síntesis de determinados compuestos, como vitaminas y también favorece la recuperación y absorción de calcio, hierro y magnesio.
PROTECTORA: crean una barrera que impide el desarrollo de otros tipos de bacterias que podrían producir infecciones e inhiben el desarrollo de algunos virus.
INMUNOMODULADORA: tiene un papel esencial en el correcto funcionamiento del sistema inmunitario o de defensas del organismo. Evita que se desarrollen enfermedades puesto que previene la invasión de los microbios patógenos que ingerimos con los alimentos por el llamado efecto barrera. Las bacterias buenas constituyen, por tanto, un eslabón esencial del sistema inmunológico.
La flora del adulto está influenciada por una serie de factores como secreciones intestinales, envejecimiento, dieta, estrés, antibióticos y alimentos con componentes prebióticos o con organismos probióticos. Por ello, ahora pasamos a hablar de los tres elementos que principalmente afectan a nuestra flora intestinal:
LOS ANTIBIÓTICOS:
Etimológicamente viene del griego anti “contra” y bios “vida”. Según la RAE un antibiótico es la “sustancia química producida por un ser vivo o fabricada por síntesis, capaz de paralizar el desarrollo de ciertos microorganismos patógenos, por su acción bacteriostática, o de causar la muerte de ellos, por su acción bactericida”. Dicho de otra manera más vulgar son sustancias que matan a las bacterias o hacen que éstas dejen de crecer.
Teniendo en cuenta está definición y sabiendo que nuestra flora intestinal está compuesta por millones de bacterias que son muy sensibles a los antibióticos, al tomar antibióticos no solo estamos eliminando las bacterias que dañan nuestro cuerpo sino también las que lo protegen.
Por ello, los antibióticos son los principales causantes de la destrucción de la flora intestinal de nuestro cuerpo y por tanto necesitamos probióticos y prebióticos para protegerla.
Los probióticos se diferencian de los prebióticos en que los primeros son microorganismos vivos presentes en los alimentos que consumimos, que al ser ingeridos ejercen efectos positivos para la salud. Mientras que los prebióticos son una fibra dietética que al llegar al intestino sirve de alimento para las bacterias benéficas.
LOS PROBIÓTICOS:
El término probiótico deriva del latín y significa “de por vida” y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son microorganismos vivos (bacterias y levaduras) de origen natural que al ser consumidos en las cantidades adecuadas tienen efectos beneficiosos para el organismo y la salud.
Ayudan a reforzar nuestro sistema inmunitario y restituyen la flora intestinal, la cual sufre las consecuencias de la mala alimentación, los antibióticos y los trastornos.
Están destinados a mejorar la población de bacterias beneficiosas que se encuentran en el intestino y a promover su desarrollo. Los beneficios se centran principalmente en mejorar la salud intestinal y la función inmunitaria.
Los probióticos tienen que estar vivos al ser ingeridos, ya sea en forma de alimento, ya sea como preparado farmacéutico.
Es muy importante tener en cuenta esto dado que en determinadas ocasiones es conveniente tomar probióticos en forma de medicamento, por ejemplo, en casos de gastroenteritis o enfermedades acompañadas con diarrea y especialmente cuando se están tomando tratamientos con antibióticos, por las razones que explicamos anteriormente.
Los medicamentos o suplementos dietéticos probióticos puedes encontrarlos en las farmacias y en los herbolarios.
Por otro lado, los alimentos que contienen probióticos de forma natural son principalmente los fermentados:
El yogur, que es leche fermentada con bacterias productoras de ácido láctico.
El kéfir es todavía más saludable y digestivo que el yogur, ya que es rico en fermentos vivos y contiene menos lactosa. Su sabor es un poco ácido, pero podemos suavizarlo con un poco de miel o sirope de agave.
El chucrut o col fermentada es una comida típica de algunos países europeos donde lo sirven como acompañamiento de carne y pescado para facilitar su digestión. Se elabora poniendo a fermentar hojas de col con agua y sal.
El chucrut que verdaderamente mejora nuestra flora bacteriana intestinal es el que está elaborado de manera natural, fermentado con sal, y no el que comercializan en la mayoría de tiendas, que contiene vinagre o alcohol.
La levadura de cerveza, de la que ya hemos hablado anteriormente.
LOS PREBIÓTICOS:
Por otro lado, los prebióticos son un ingrediente concreto de un alimento, un tipo de fibra dietética fermentable (pueden formar parte de algunos alimentos o ser adicionadas). Y una vez consumidos, al llegar al intestino, estimulan el crecimiento y/o la actividad de algunas bacterias que ya están establecidas en nuestro colon, mejorando nuestra salud.
Entre los beneficios de los prebióticos está estimular el sistema inmunitario, propiciar el desarrollo de bacterias beneficiosas para la flora intestinas y dificultar el crecimiento de las bacterias patógenas, favorecer la absorción de minerales y la síntesis de las vitaminas, además de reducir el riesgo de cáncer de colon y de enfermedades inflamatorias intestinales.
Y si bien encontramos muchos alimentos enriquecidos con prebióticos, hay alimentos con prebióticos en su estado natural, la fibra alimenticia en general y en especial:
Las alcachofas, achicorias y plátanos: contienen inulina, un prebiótico natural.
Las legumbres, patatas y boniatos: poseen rafinosa y estaquiosa.
El ajo, cebolla y puerro: poseen derivados de inulina y fructooligosacáridos.
El trigo (germen, harina, salvado), avena y cebada: poseen inulina.
El espárrago: posee fructooligosacáridos.
Las frutas, especialmente las que contienen pectina: Manzana, pera, membrillo, ciruela e incluso los cítricos.

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