miércoles, 28 de septiembre de 2016

Salteado de espinacas con garbanzos, pasas y piñones



Siguiendo con nuestro afán de ofrecerte recetas sanas, sencillas y sabrosas para toda la familia, hoy te traemos una de las grandes reinas de las recetas vegetarianas: espinacas con garbanzos, pasas y piñones.
¡Espinacas, sí! Un aporte de vitaminas y hierro indispensable. Pero hoy los protagonistas no serán las espinacas, sino los garbanzos. ¿Por qué? Básicamente porque, además de hierro, son una fuente única de proteínas.
INGREDIENTES PARA 2 PERSONAS:
- 400 grs de garbanzos cocidos
-  200 grs de espinacas frescas
-   Un puñado de pasas a gusto
-   Un puñado de piñones
-   1 cucharada de tomate triturado si no salsa de tomate
-   ½ cebolla
-    1 ajo.
-    Aceite de oliva, pimienta negra y sal
ELABORACIÓN:
En primer lugar cocemos los garbanzos, si son de bote la receta es más rápida, pero hay que fijarse bien en que no tengan muchos aditivos entre sus ingredientes, nosotros compramos unos que solo llevan garbanzos y agua.
Mientras tanto, picamos la cebolla muy pequeñita y la sofreímos en una sartén. Cuando esté dorada añadimos el ajo laminado.
Mientras tanto hemos preparado las espinacas lavándolas y cortándolas y las añadimos a la cebolla y el ajo. Rehogamos un poquito más hasta que estas pierdan volumen y añadimos las pasas, los piñones y la cucharada de salsa de tomate.
Por último añadimos los garbanzos a la mezcla anterior y aliñamos como más nos guste. En nuestro caso con aceite de oliva, sal, pimienta negra y un poquito de cúrcuma y además, unas pipas de calabaza y de girasol.
Y ya está, una receta supe rápida (en 20 minutos ya está hecha) y completa puesto que contiene verduras, hidratos de carbono y proteínas con todos los aminoácidos esenciales. 

miércoles, 21 de septiembre de 2016

6 razones para tomar medio aguacate cada día

El árbol del aguacate pertenece a la familia de las lauráceas, como el laurel, la canela o el alcachofero. Es nativo de América y se cultiva desde el Ecuador hasta el Mediterráneo. Su fruto es el de color verde y mantecoso y tiene un alto contenido en nutrientes: vitaminas, ácidos grasos, aminoácidos y minerales que lo hacen sumamente saludable e incluso una buena opción para los problemas cardiacos.
Aunque mucha gente los evita en su dieta por su alto contenido en grasas, debemos recordar que se tratan de grasas saludables que favorecen nuestra salud cardíaca y reducen el colesterol. Son uno de los frutos más completos y saludables, por lo que no debes dejar pasar la oportunidad de incluirlos en tu dieta y aprovechar sus bondades. Si bien es cierto que en caso de sobrepeso se debe limitar su consumo, es muy beneficioso durante todas las etapas de nuestra vida.
PROPIEDADES DE LOS AGUACATES:
Contienen múltiples vitaminas entre las que destacan la Vitamina E y el Ácido Fólico.
Los aguacates poseen vitaminas tan importantes como la A, C, D, K y del grupo B, en concreto, los aguacates contienen Vitamina B9 o Ácido Fólico es muy importante en casos de anemia o embarazo. Una tasa de este fruto tiene un porcentaje bastante alto de ácido fólico (23%).
Los aguacates son una gran fuente de vitamina E, cuando consumes de manera habitual la Vitamina E que contiene, el cuerpo está totalmente equipado para protegerse contra cualquier enfermedad, además, es muy beneficiosa para retrasar el envejecimiento.
Contienen ácidos grasos destacándose los Omega 3 y Omega 6.
Los aguacates contienen ácidos grasos insaturados (grasas buenas) como los ácidos omega 3 y omega 6, pero también posee grasas saturadas (grasas malas) y esto es los que producen la duda acerca de si el aguacate es bueno o malo para el colesterol.
El contenido en omega 3 del aguacate cuida nuestro sistema cardiovascular y por tanto ayuda a disminuir el colesterol, no obstante, por su composición en grasas saturadas hace que tengamos que limitar su ingesta diaria.
Contienen varios aminoácidos esenciales.
Los cuales son requeridos para la síntesis de las proteínas y para un mejor metabolismo celular (como ya vimos en un post anterior)
Su contenido en fibra es alto.
La cual representa un 7 % de su peso total, una cantidad muy alta comparada con la de otros alimentos. Y la fibra tiene importantes beneficios para la pérdida de peso y la salud metabólica.
Están llenos de poderosos antioxidantes que protegen la visión.
Poseen luteína y zeaxantina, dos antioxidantes que bajan el riesgo de sufrir cataratas y degeneración macular.
Contienen importantes minerales como el potasio, fósforo, hierro y magnesio.
Su contenido en magnesio favorece el correcto funcionamiento del sistema nervioso, muscular, así como el del intestino delgado. También es importante para el sistema inmunológico.
El aguacate es rico en potasio (conteniendo mucho más que el plátano), muy importante para un favorable funcionamiento muscular y nervioso, además de ayuda a mantener niveles saludables de presión sanguínea.
CONSEJO: Así pues, por todas estas razones y muchas más, el aguacate tiene que formar parte de nuestra vida, aunque ya sabemos que su consumo tiene que ser limitado cada día. Se puede usar para hacer ensaladas, bocadillos, para untar… en fin, hay decenas de formas de comer aguacates, es más, un bocadillo de aguacate y tomate puede ser un buen sustitutivo de cualquier otro bocadillo de proteína animal y así evitamos abusar de estas en las meriendas.
COMPOSICIÓN NUTRICIONAL POR 100 GRAMOS DE AGUACATE:
Las grasas constituyen el principal componente tras el agua, por lo que su valor calórico es elevado. Aporta una baja cantidad de hidratos de carbono y menor aún de proteínas. En cuanto a la grasa que contiene, ésta es mayoritariamente monoinsaturada; el 72% del total de grasas es ácido oleico, característico del aceite de oliva. Es rico en minerales como el potasio, el magnesio y pobre en sodio. Destaca su contenido de provitamina A, vitamina E y ciertas vitaminas  del grupo B:
Agua: 78,8 gr
Calorías: 160 kcal
Grasas totales: 15 g
                Ácidos grasos saturados: 2,1 g
                Ácidos grasos poliinsaturados: 1,8 g
                Ácidos grasos monoinsaturados: 10 g
Colesterol: 0 mg
Hidratos de carbono: 9 g
                Fibra alimenticia: 7 g
                Azúcares: 0,7 g
Proteínas: 2g
Vitamina A: 61 mcg
Vitamina C: 10 mg
Vitamina E: 2,2 mg
Ácido Fólico: 32 mg
Hierro: 0,6 mg
Magnesio: 29 mg
Sodio: 7 mg
Potasio: 485 mg

jueves, 15 de septiembre de 2016

Los carbohidratos, unos buenos y otros no

El otro día al hablar del Índice glucémico de los alimentos hicimos una pequeña mención a los carbohidratos, hoy los vamos a ver con más detenimiento.
¿Qué son los carbohidratos? Los hidratos de carbono, a menudo referidos como “carbohidratos” o también llamados glúcidos, no son un grupo de alimentos sino que son  el principal nutriente que nos aporta energía. Son elementos principales en la alimentación, que se encuentran principalmente en los azúcares, almidones y la fibra. mas concretamente, los alimentos que son fuente reseñable de hidratos de carbono son los tubérculos, los cereales, las frutas y las legumbres (estas ademas son fuente de proteínas).
La función principal de los carbohidratos es el aporte energético. Son una de las sustancias principales que necesita nuestro organismo, junto a las grasas y las proteínas. Es decir, los carbohidratos para el organismo son como la gasolina para un motor. Nuestro cuerpo necesita constantemente energía para poder realizar cualquier movimiento y los carbohidratos son ideales para proporcionarle la energía que necesita.
Los carbohidratos nunca deben evitarse, pero es importante entender que no todos los carbohidratos son iguales.
Los carbohidratos han sido culpados por el exceso de peso desde hace mucho tiempo. Sin embargo, no mucha gente es consciente del hecho de que hay dos tipos de Carbohidratos: Los carbohidratos pueden ser simples (apodados “malos”) o complejos (apodado “buenos”) en función de su composición química y de lo que tu cuerpo hace con ellos., y es el consumo de los primeros el que lleva a tener problemas de salud. Por otro lado, los carbohidratos buenos son, de hecho, el proveedor de nutrientes esenciales para nuestro cuerpo.
Por lo tanto, todo lo que necesitas hacer es averiguar cuales son los carbohidratos buenos y cuales los malos y aumentar el consumo de los primeros y disminuir el consume de los segundos.
LOS CARBOHIDRATOS COMPLEJOS O BUENOS, como granos integrales y legumbres, contienen largas cadenas de moléculas de azúcar, los cuales por lo general toma más tiempo para el cuerpo descomponerlos y utilizarlos. Esto, a su vez, le proporciona una cantidad más equitativa de la energía.
Ademas, proporcionan al organismo las vitaminas esenciales, minerales y una larga lista de importantes fitonutrientes. Son ricos en fibra, que proveen al cuerpo con los nutrientes esenciales y la energía que necesita. Después de comer alimentos ricos en carbohidratos buenos, una persona tiende a sentirse llena y satisfecha por mucho tiempo. Las principales fuentes de carbohidratos buenos son los cereales integrales, las legumbres y los frutos secos.
LOS CARBOHIDRATOS SIMPLES O MALOS se componen de azúcares básicos fáciles de digerir (azúcar de mesa, dulces, bebidas azucaradas, jarabes, frutas y leche). Cuanto más alto en azúcar y más bajo en fibra, peor es el carbohidrato. Están llenos de calorías y carecen de todo valor nutricional y de fibras. Aparte de esto, estos productos suelen contener edulcorantes, conservantes y otros aditivos insalubres que es mejor evitarlos. Son alimentos altamente refinados y procesados, por lo tanto pierden la mayor parte del valor nutritivo y de fibra, te proporcionan energía rápida pero escasa, con poco valor para tu cuerpo. Gracias a la transformación y los aditivos, los carbohidratos malos son mas sabrosos,  sin embargo, producen un aumento dramático en los niveles de insulina, lo que resulta en exceso de trabajo el páncreas, el almacenamiento de grasas, la diabetes, enfermedad cardíaca, el sobrepeso e incluso problemas de obesidad.
Hay que tener en cuenta que, aunque hemos dicho antes que las frutas y verduras (especialmente las frutas) son carbohidratos simples, pues están compuestas de azúcares básicos, sin embargo son drásticamente diferentes de otros alimentos en la categoría (como las galletas y pasteles) ya que son ricos en vitaminas, fitoquímicos, antioxidantes y fibra y esta última cambia la forma en que el cuerpo procesa los azúcares y ralentiza la digestión, por lo que son un poco más parecidos a los carbohidratos complejos.
Los mejores carbohidratos son los que contienen mucha fibra como las verduras, frutas y los granos enteros. Estos tipos de carbohidratos tardan más tiempo en descomponerse en glucosa con lo que no existe un pico de insulina tan alto y además aportan una mayor cantidad de nutrientes: vitaminas, minerales y fibra.
A continuación, os vamos a explicar lo QUE PUEDE OCURRIR SI NO INGERIMOS SUFICIENTES HIDRATOS DE CARBONO:
Pueden aparecer problemas digestivos: Si no ingerimos carbohidratos, la dieta carece de fibra. Ésta, es necesaria para prevenir el estreñimiento, y también ralentiza la digestión de los alimentos y por lo tanto reduce su carga glucémica. La fibra también puede ayudar a evitar comer en exceso ya que contribuye a sentirnos llenos rápidamente.
El nivel de energía se reduce y disminuye el rendimiento deportivo: la grasa no se puede utilizar como combustible exclusivo, por lo que cuando la reserva de hidratos de carbono se agota, nos sentiremos fatigados y decaídos.
Puede perderse coordinación y capacidad de coordinación: a diferencia de los músculos, el cerebro no puede almacenar su propia glucosa o quemar grasa. Por lo tanto, cuando se restringen excesivamente los carbohidratos hasta el punto de agotarse el glucógeno hepático, el cerebro no estará bien alimentado y pueden aparecer los primeros síntomas de debilidad y cansancio mental.
Estaremos de más mal humor: los hidratos de carbono ayudan a mantener los niveles de serotonina en el cerebro. La serotonina es una sustancia química que produce una sensación de calma y mejor estado de ánimo.
Como habéis visto, los carbohidratos son vitales para que el organismo funcione correctamente. La clave está en conocer que podemos comer y cuanta cantidad. Debéis revisar la etiqueta de información nutricional vigilando los azúcares de esos hidratos de carbono.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Qué es el Indice Glucémico de los alimentos


Para hablar del índice glucémico, antes hay que definir que son los carbohidratos: los carbohidratos son uno de los principales nutrientes en nuestra alimentación, ayudan a proporcionar energía al cuerpo y se pueden encontrar tres principales tipos en los alimentos: azúcares, almidones y fibra.
Así, el índice glucémico (GI) mide en qué medida los alimentos que contienen carbohidratos elevan la glucosa en la sangre.
Entonces, el índice glucémico es un valor numérico que se asigna a un alimento para describir la respuesta glucémica que tiene nuestro cuerpo tras su consumo. Por tanto, a mayor índice glucémico, mayor y más rápida elevación de la glucosa en sangre produce un alimento tras su consumo.
Dicho de otra forma, este índice mide la cantidad y la rapidez con la que un alimento es capaz de aumentar la glucosa (el azúcar) en la sangre (la glucemia). Los alimentos con alto IG incrementan de forma rápida los niveles de azúcar en la sangre. Por el contrario, los alimentos de bajo índice glucémico aumentan la glucemia más lentamente.
Tomando como referencia al pan blanco con un índice glucémico (IG) de 100, se establece que aquellos alimentos cercanos a este valor son de alto IG.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE CONSIDERAR EL ÍNDICE GLUCÉMICO DE LOS ALIMENTOS?
Pues porque el nivel de glucosa determina la cantidad de insulina que nuestro páncreas va a producir, hormona responsable de activar el proceso por el que se transforma en grasa toda la glucosa que nuestras células no puedan consumir. En definitiva, un exceso de glucosa en un momento determinado (un "pico" de glucosa) provoca un exceso de insulina, que convertirá parte de esa glucosa en grasa corporal. Es decir:
Cuando se consume un alimento con un índice glucémico alto, se produce una brusca elevación de la glucosa en sangre se producirá la liberación de insulina, hormona que en el organismo generará la formación de glucógeno así como el almacenamiento de grasa, lo contrario a lo que necesitamos.
Por el contrario, tras ingerir un alimento de bajo IG la glucosa se elevará lentamente, sin producir picos de glucosa en sangre ni la liberación brusca de insulina, lo cual implica, energía circulando en nuestro organismo por más tiempo. La glucosa por más tiempo en el organismo indica que hay energía, por lo tanto, nos mantiene sin deseos de comer, inhibiendo así el hambre.
Un segundo efecto negativo de los alimentos con un IG elevado es que la gran cantidad de insulina que obligan a segregar, hace que 2 o 3 horas después de comer baje demasiado el nivel de glucosa en sangre (se produce un estado de "hipoglucemia"), sintiendo entonces la necesidad de comer de nuevo. Si para calmar la sensación de hambre volvemos a comer carbohidratos con IG elevado, entramos en un círculo vicioso que se repetirá cada pocas horas. Por eso, algunos científicos llaman a la insulina "la hormona del hambre".
Los alimentos con un índice glucémico (IG) bajo hacen que la glucosa aumente lentamente, sin subidas bruscas, y que se segregue poca insulina; con ello reducen mucho la cantidad de carbohidratos que acaban almacenados en forma de grasa corporal y provocan una sensación de saciedad más prolongada.
Entonces, reducir el IG de los alimentos la dieta será de ayuda para perder peso, no almacenar grasa y al mismo tiempo, no pasar hambre.
Además, se ha comprobado que reducir el IG de la dieta incrementa los niveles de HDL o colesterol bueno, reduce los triglicéridos y se asocia a menor riesgo cardíaco y a inferiores posibilidades de sufrir obesidad.
¿CÓMO REDUCIR EL IG DE LA DIETA?
El método de cocina empleado, el contenido de fibra y la presencia de nutrientes influyen en el índice glucémico de un alimento.
No olvidemos que los carbohidratos siempre han de estar presentes en nuestra dieta en las proporciones adecuadas, porque son esenciales para nuestra salud. Lo que debemos hacer es ser un poco selectivos a la hora de elegirlos, prefiriendo los de bajo índice glucémico (de asimilación lenta), como legumbres, frutas y cereales integrales (arroz, pasta y pan integrales), frente a los de alto índice glucémico (de asimilación rápida), como repostería, chocolates, azúcar o cereales refinados (pan y arroz blancos).
Un arroz al dente será más difícil de digerir que un arroz pasado en su cocción, por lo tanto, el primero tendrá menor IG que el segundo. En el caso de las patatas, un puré que tiene mayor grado de procesamiento, tendrá mayor índice glucémico que unas patatas asadas con piel.
Asimismo, un puré de patatas puede digerirse más lentamente si a éste lo consumimos simultáneamente a un alimento rico en proteínas, pues las proteínas se mezclarán con los hidratos y retrasarán la digestión de estos últimos.
El IG es mayor si no hay fibra en un alimento y éste se digiere fácilmente, pues llega rápidamente al torrente sanguíneo, también es superior si hay azúcar o si la cocción destruye parte de la fibra y favorece la digestión del alimento.
Mientras que, el IG se reduce si hay fibra, o si hay proteínas y grasas, así como si los alimentos se encuentran crudos, con piel o poco cocidos. Como ya dijimos antes, la pasta al dente tendrá menos IG que la pasta demasiado cocida.
Así pues, dados los beneficios para quemar grasas y adelgazar sin hambre te contamos cómo reducir el IG de la dieta:
·     No te pases con la cocción de los alimentos, sobre todo, cocina el arroz y la pasta al dente y no cocines demasiado los vegetales, si no que siempre es mejor que queden crujientes.
·    Consume las frutas y verduras con piel y no en zumo pues significa más fibra y a mayor fibra, menor IG.
·    Elige buenas combinaciones de alimentos: agrega fibra a los platos ricos en hidratos o combínalos con proteínas. Puedes escoger una ensalada de patatas con piel, verduras frescas, frutos secos y huevo, por ejemplo.
·    Añade vegetales y proteínas a todos los platos para reducir el IG de tus fuentes de hidratos de carbono. Por ejemplo: consume los cereales con leche y frutas frescas, ingiere pan integral con queso y tomate, o acompaña tu pasta preferida con carne y variadas verduras.
·    Prefiere las verduras frescas y no cocidas o en puré, pues de esta última forma su fibra desaparece y el IG se incrementa.
·    Pásate a la pasta, arroz, pan y harinas integrales que poseen más proteínas y fibra y por lo tanto, tienen menor IG.
·    Evita los alimentos con calorías vacías derivadas del azúcar, pues al no contener más nutrientes como proteínas o grasas buenas, se absorberán fácilmente y por ello, serán de alto IG.
A continuación, os pasamos una lista con varios alimentos ordenados por su IG: